Las NDC 3.0 en un momento decisivo para el objetivo global de triplicar las renovables hasta 2030

En la COP29, la Perspectiva mundial de las transiciones energéticas de IRENA reclama ambiciosas actualizaciones de las NDC que reflejen el compromiso global de triplicar la capacidad de energía renovable y duplicar la eficiencia energética para 2030.

Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos / Bakú, Azerbaiyán, 11 de Noviembre de 2024 – Según el informe de IRENA Perspectiva global de las transiciones energéticas 2024, aunque se aplicaran plenamente todas las medidas anunciadas en la COP hasta la fecha, todavía sería necesario cerrar una brecha importante de emisiones de CO2 de aquí a 2050.

El escenario de 1,5 ºC de IRENA, presentado en la inauguración de la COP29, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en Bakú (Azerbaiyán), define una senda hacia las cero emisiones netas para mediados de siglo. Con esta senda, se ofrece un marco para que los gobiernos preparen estrategias de transición energética que permitan alinear  la planificación energética y las políticas climáticas para canalizar las inversiones.

El informe Perspectiva global de las transiciones energéticas 2024 muestra que los compromisos nacionales actuales podrían reducir las emisiones de CO2 globales relacionadas con la energía un 3% para 2030 y un 51% para 2050. Cumplir los objetivos globales de triplicar la capacidad de energía renovable y duplicar la eficiencia energética de aquí a 2030, tal y como se acordó en la COP28, permitiría que la transición energética no se desvíe de la trayectoria hacia la consecución de las cero emisiones netas en 2050. Los objetivos fijados para 2030 son cruciales para limitar el aumento global de la temperatura por debajo de 1,5 ºC, como subraya el Consenso de los EAU.

No obstante, sigue existiendo una discrepancia considerable entre los compromisos políticos anunciados y los planes y las políticas reales de los países. Con los planes y los objetivos nacionales solo se conseguirá la mitad del crecimiento exigido de la energía renovable de aquí a 2030. Para cumplir los objetivos de energía renovable y eficiencia energética, las inversiones en energía renovable, redes eléctricas y flexibilidad, eficiencia y conservación energética deben incrementarse drásticamente hasta un total de 31,5 billones de USD en el período 2024-2030.

También existen fuertes disparidades regionales en cuanto a incrementos de capacidad e inversiones en renovables, lo que provoca desigualdades en la transición energética global. Si bien la inversión en renovables se ha incrementado en términos generales, sigue estando concentrada en muy pocos países y deja excluida a buena parte del Sur Global.

Además, los combustibles fósiles, que suponen un 70% del abastecimiento energético, siguen siendo predominantes en el mix energético de varias de las grandes economías, que son las principales emisoras de CO2. Para cumplir el objetivo de 1,5°C, el G20 debe triplicar su capacidad instalada de energía renovable de aquí a 2030, hasta alcanzar los 9.400 gigavatios (GW), y multiplicarla por siete para 2050, hasta los 24.900 GW, respecto a los niveles de 2023.

Tal y como señala Francesco La Camera, director general de IRENA: “Ha llegado la hora de la verdad. Un pacto financiero global sólido y las próximas NDC en 2025 son decisivos para mantener vivo el objetivo de 1,5 ºC. Las NDC 3.0 son la última oportunidad de esta década para que los países incrementen las ambiciones que se han fijado. Más concretamente, es fundamental que se alcance un acuerdo en la COP29 sobre un nuevo objetivo de financiación climática para garantizar una transición justa, impulsar las inversiones en el Sur Global y dotar a los países de recursos para incrementar sus ambiciones de las NDC. El objetivo de 1,5°C depende de los esfuerzos de los países del G20. Es necesario que sus NDC se ajusten a los compromisos globales de triplicar la capacidad de energía renovable y duplicar la eficiencia energética de aquí a 2030”.

En el escenario de 1,5 ºC de IRENA, las fuentes de energía renovable aportarían el grueso del mix de generación eléctrica, y representarían el 68% y el 91% del suministro eléctrico total para 2030 y 2050, respectivamente. Se necesita, por tanto, una profunda transformación de los sectores eléctrico y de consumo de aquí a 2050 para alcanzar las elevadas cuotas de energía renovable que requiere la transición.

A escala mundial, la expansión de la electricidad de origen renovable facilitará el abandono de los combustibles fósiles que se reducirán sustancialmente desde una proporción mayoritaria del 61% en el mix de generación de energía global actual al 24% en 2030 y al 4% en 2050.

La transformación del sistema energético actual basado en el reemplazo de los combustibles fósiles por fuentes renovables requiere redes de distribución eléctrica más robustas y flexibles. Esto puede conseguirse mediante soluciones de almacenamiento energético, la gestión de de la demanda y tecnologías y estrategias de integración de sectores. En concreto, el almacenamiento energético es una herramienta fundamental para lograr un sistema energético 100% renovable totalmente descarbonizado.

A medida que los países se preparan para la tercera ronda de NDC prevista para 2025, es esencial que estén más armonizados con los planes energéticos nacionales y los objetivos de cero emisiones netas. IRENA ya trabaja en la actualización y la implementación de las NDC con 101 Partes en el Acuerdo de París. Unas estrategias energéticas y climáticas nacionales coherentes facilitan la transparencia, atraen inversiones y aceleran la transición hacia una economía de bajas emisiones y resiliente.

La colaboración internacional puede garantizar un incremento sustancial de la financiación necesaria para una transición justa que maximice los beneficios socioeconómicos. Esto podría facilitarse mediante nuevas fuentes de financiación, como el impuesto global sobre el patrimonio defendido en la cumbre del G20 de este año, haciendo hincapié en la equidad y la responsabilidad social y medioambiental.

También existe la necesidad de una fuerte financiación pública para reducir el riesgo de los proyectos en países con riesgo elevado y financiar infraestructuras vitales. Parte de esa financiación podría provenir de una reducción de los subsidios a los combustibles fósiles.

Lea el informe Perspectiva global de las transiciones energéticas 2024: Camino hacia 1.5°C.